Si convives con un perro, seguro que has notado que jadea a menudo, especialmente en los días calurosos, después del juego o tras un paseo. El jadeo es parte natural del lenguaje corporal canino y una herramienta fundamental para regular su temperatura corporal, ya que, a diferencia de los humanos, los perros no sudan por todo el cuerpo.
Pero… ¿Cómo saber si ese jadeo es normal o si es señal de que algo no va bien? ¿Cuándo debemos prestarle atención y consultar al veterinario? En este artículo, te explicamos por qué jadean los perros, en qué situaciones es esperable y cuándo podría ser un síntoma de un problema de salud.
¿Por qué jadean los perros?
El jadeo es un mecanismo natural mediante el cual los perros expulsan calor corporal a través de la lengua, la boca y las vías respiratorias superiores. Al inhalar aire fresco y exhalar aire caliente rápidamente, logran un efecto de “refrigeración interna” que les ayuda a mantenerse a una temperatura adecuada.
Este sistema es especialmente importante en los meses de calor, cuando las temperaturas aumentan y su cuerpo necesita regularse con mayor intensidad. Por eso, es completamente normal que un perro jadee después de correr, jugar, emocionarse o estar expuesto al sol.
Además del calor y el ejercicio, otros factores pueden provocar jadeo sin que supongan necesariamente una enfermedad: la excitación al ver a su tutor, el estrés ante situaciones nuevas, miedo (como durante tormentas o fuegos artificiales) o incluso ciertos olores intensos.
¿Cuándo el jadeo es normal?
Hay muchos momentos en el día a día en los que el jadeo es normal, ya que indica que su cuerpo está funcionando correctamente:
- Después de un paseo activo o ejercicio
- Durante días calurosos o húmedos
- Al estar en un lugar cerrado sin ventilación
- Si está ansioso o emocionado por algo (una visita, una comida, una reunión familiar)
En estos casos, el jadeo suele ser rápido, pero no excesivo, y remite al cabo de unos minutos cuando el perro se calma o la temperatura disminuye.
¿Y cuándo debe preocuparnos?
La clave está en observar el contexto y la intensidad del jadeo. Si tu perro jadea sin haber hecho ejercicio, en reposo, o lo hace de forma muy intensa y prolongada, es hora de prestar atención.
Algunas señales de alarma que pueden acompañar al jadeo excesivo son:
- Lengua muy larga y encías de color rojizo o azul violáceo
- Respiración visiblemente agitada o dificultosa
- Debilidad, tambaleo o desorientación
- Salivación excesiva o espuma en la boca
- Vómitos, diarrea o apatía general
- No responde con normalidad a estímulos habituales
Estos síntomas pueden ser indicativos de un golpe de calor, un problema respiratorio, dolor, intoxicación o alguna afección cardíaca o metabólica. En estos casos, es fundamental actuar con rapidez.
Jadeo por calor vs jadeo por enfermedad
Distinguir entre un jadeo por temperatura y uno patológico no siempre es fácil, pero hay algunas pistas.
Si el jadeo ocurre tras ejercicio o exposición al calor, es regular y disminuye progresivamente al descansar, es probable que sea parte de su autorregulación normal. En cambio, si jadea aunque esté en reposo, en un entorno fresco, o mientras duerme, hay que considerar otras causas.
Algunas enfermedades que pueden provocar jadeo anormal en los perros incluyen problemas cardíacos, diversas enfermedades respiratorias como el colapso traqueal o la bronquitis crónica, y el síndrome braquicefálico, muy frecuente en razas como los bulldogs o los carlinos. También pueden estar relacionadas con dolor crónico (por ejemplo, artrosis o lesiones internas), fiebre o infecciones sistémicas, así como con obesidad, que interfiere en la capacidad del cuerpo para regular la temperatura. Además, alteraciones hormonales como el hipotiroidismo, el síndrome de Cushing o la diabetes también pueden contribuir a un jadeo anormal.
Un jadeo constante sin causa aparente siempre merece una revisión veterinaria. Incluso si el perro sigue actuando con normalidad, puede estar manifestando el primer signo de una patología subyacente.
Razas más propensas a jadeo excesivo
Algunos perros jadean más que otros por su morfología o predisposición genética. Las razas braquicéfalas —como el bulldog francés, el bulldog inglés, el pug o el pequinés— tienen las vías respiratorias más estrechas, lo que les dificulta respirar de forma eficiente, especialmente en verano.
También los perros con sobrepeso o de edad avanzada tienen más dificultades para disipar el calor, por lo que pueden jadear más aunque su nivel de actividad sea bajo.
¿Qué puedes hacer como tutor?
Lo más importante es conocer a tu perro y saber qué es habitual en él. Si sabes que jadea un poco después de cada paseo pero se recupera en minutos, probablemente no haya motivo de alarma. Pero si un día su jadeo cambia en intensidad, frecuencia o aparece de forma inesperada, es momento de observarlo de cerca.
Evita exponerlo al calor directo en las horas centrales del día, asegúrate de que siempre tenga agua fresca disponible, mantenlo en espacios bien ventilados y proporciónale sombra si está al aire libre.
Y ante cualquier duda, consulta con tu veterinario. Un diagnóstico precoz puede evitar complicaciones y ayudarte a encontrar la causa exacta detrás de ese jadeo inusual.
En Clínica Veterinaria Bahía Zoo, sabemos que el jadeo excesivo puede ser la primera señal de algo importante. Si notas que tu perro jadea de forma diferente o preocupante, no dudes en consultarnos. Podemos ayudarte a identificar la causa y cuidar su salud como se merece.
Contáctanos y dale a tu compañero peludo el bienestar que necesita.
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